Estación Arte Rupestre La Atalaya y Canto del Cuervo - Muñopepe

El término municipal de Muñopepe alberga una riqueza arqueológica de gran significado dentro del mundo científico, máxime tras el descubrimiento, en el año 2000, de la estación de pintura rupestre del Canto del Cuervo y de la Atalaya, estaciones que están declaradas B.I.C (Bien de Interés Cultural).

Contexto
No habiendo indicio de grupos epipaleolíticos en el valle, la llegada del Neolítico se produce por aportes de población en busca de nuevos territorios que explotar (y motivada, en un efecto dominó, por procesos de superpoblación que obligan a grupos humanos a partir en busca de nuevos territorios que explotar), por colonización de grupos humanos llegados desde el mediodía peninsular.

El Neolítico inaugurará la explotación económica del Valle Amblés hacia el 5.000 a.C, ya, sin solución de continuidad, hasta nuestros días. Esta explotación económica, de inmediato, acarreará cambios en el paisaje, producto de la creciente necesidad de nuevos espacios para el desarrollo de la economía agropecuaria.

En estos primeros momentos (Neolítico Inicial –5.000-4.500 a.C-, incluso el Medio –4.500-3.500 a.C-) los asentamientos son muy escasos, localizándose en pequeños covachos abiertos en algunos promontorios graníticos que bordean el valle Amblés. Son reducidos grupos humanos, cuya actividad es principal es la ganadería y la caza. Es el caso de La Atalaya (Muñopepe) o La Cueva de los Moros (Robledillo, Solosancho). El paisaje en este momento sería adehesado, con escasos campos de cultivo.
Ya en el Neolítico Final (3.500-2.800 a.C) van a ser más el número de asentamientos conocidos (hasta 14). Los pequeños grupos humanos, a manera de granjas, dejarán de habitar los covachos, pasando a ocupar, principalmente, las primeras estribaciones de la Sierra de Ávila o reborde septentrional del valle, en torno a afloramientos rocosos, a la solana, protegidos de los vientos del norte y con amplio dominio visual del valle, pero sin buscar emplazamientos defensivos (sin necesidades defensivas).

Este aumento de los poblados tiene que ver con las mejoras de vida y aumento de la población.
Son pequeños grupos humanos que, a manera de granjas, habitan en chozas vegetales diseminadas por las pequeñas explanadas que se desarrollan en torno a los majestuosos afloramientos rocosos.

Y es que los grandes bolos de granito, las piedras caballeras, algunos con caprichosas formas, desde estos primeros momentos, supusieron para el hombre un elemento y símbolo de perennidad, de hito mágico-religioso (no en vano fueron convertidos, en ocasiones, en auténticos santuarios con pinturas: La Atalaya y la Peña del Cuervo en Muñopepe), como hito en el paisaje de pertenencia. Por su tamaño y forma destacan en el paisaje, teniendo un enorme valor simbólico.

En este orden de cosas, hay que entender estos berrocales como monumentos naturales que destacan en el paisaje, como puntos cargados de gran simbolismo mágico-religioso, que, además, servirían de referencia y marcarían territorialidad.

Su arte
Si a esta enorme carga simbólica y de territorialidad que tenían las grandes piedras caballeras le añadimos paneles pintados, ya no existe ninguna duda acerca del simbolismo de estos berrocales.
Es el caso de los paneles pintados en La Atalaya (5 paneles) y la Peña del Cuervo (2 paneles), en Muñopepe:
1.    Grupo de La Atalaya. Constituido por 5 paneles: Panel 1 con 23 figuras; Panel 2 con 4 figuras; Panel 3 con 3 figuras; Panel 4 con 3 figuras; y Panel 5 con 6 figuras.
2.    Grupo del Canto del Cuervo. Configurado por 2 paneles: Panel 1 con 9 figuras; y Panel 2 con 10 figuras.
Todo el conjunto se caracteriza por el marcado esquematismo de los motivos, por la realización de estos a base de trazos simples de anchura no superior al grosor de los dedos y por el uso generalizado de la tinta plana en tonos rojos. Se localizan en covachos a cuyas paredes llega la luz solar. Siempre de pequeñas dimensiones, su tamaño oscila entre figuras de 3-20 cm de longitud y 1-15 cm de anchura.
En cuanto a la composición, parece evidente que los distintos paneles están creando composiciones, cuyo significado es difícil de definir, pudiendo tener un significado mágico-religioso. Los motivos representados son variados, muchos de ellos indeterminados, amorfos: trazos en ángulo, trazos semicirculares, aspas, …, destacando las representaciones de antropomorfos.
Su excepcionalidad en el Valle de Amblés (únicamente se ha documentado arte rupestre de esta cronología en Muñogalindo, tratándose de insculturas asociadas al yacimiento calcolítico de Peña del Águila) las confieren un mayor empaque como lugar simbólico y mágico dentro del mundo calcolítico.
Es necesario incidir en el impacto físico de la grandiosidad de las rocas en las que se encuentran las pinturas y su posible trascendencia como lugar simbólico-mágico y tal vez religioso, ligados, previsiblemente, al hábitat ubicado en sus inmediaciones. Con claridad se trata lugares especiales por sí mismos, en el que las pinturas no parecen hacer otra cosa que certificar lo que se intuye a través de la propia fisonomía.

Bibliografía
•    Fabián García, J. F. (2003): “El Calcolítico en el suroeste de la Meseta Norte: Fuente Lirio (Muñopepe, Ávila)”, Numantia, 8, Valladolid.
•    Guerra Doce, E, Javier Cruz Sánchez, P, Fabián García, J.F, Zapatero Magdaleno, P, Socorro López Plaza; S (2012): “Una referencia en el paisaje. Canchales graníticos y procesos de neolitiación en el Valle Amblés (Ávila)”, Congrés Internacional Xarxes al Neolitic-Neolitic Networks. Rubricatum. Revista del Museo de Gavá, 5
•    Guerra Doce, E, Javier Cruz Sánchez, P, Fabián García, J.F, Zapatero Magdaleno, P, Socorro López Plaza; S (2012): “El marco cronológico en el sector sudoccidental de la submeseta norte española: dataciones absolutas del yacimiento de La Atalaya (Muñopepe, Ávila)”, Congrés Internacional Xarxes al Neolitic-Neolitic Networks. Rubricatum. Revista del Museo de Gavá, 5
•    Fabián García, J.F (2006): El IV y III milenio a.C en el Valle Amblés (Ávila), Valladolid.
•    Fabián García, J.F (2012): “Todos los paisajes del Valle Amblés”, en Institución Gran Duque de Alba, 1962-2012. 50 años de Cultura Abulense, V.I
 

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